Diciembre 23, 2009

Un designio que se cumple. Lo ví escrito en el agua, subrayado con aquellas piedras. Espejo sublime de un presente que se acaba. ¿Cómo? Me elevo con palabras que el viento pronuncia, cumpliendo con mi pedido. Pará, ¿con quién estas hablando? Ya en marcha, me entrentengo acariciando alguna nube, comienzo a recordar con nostalgia aquel suelo que veo cada vez más lejos. ¿Lejos de dónde?, ¿hacia dónde vas? Lavo mis ojos con gotas vírgenes que serán lluvia fecunda de mis lágrimas. ¿Debo preocuparme? Nunca antes te había visto así... Inflo mis pulmones hasta llenarlos de sol, que me atraviesa sin filtro alguno. ¿Es esto tu confesión final, el momento de tu arrepentimiento sincero? El reloj se detuvo y el péndulo estalló, arrojando por el aire todos los momentos de mi vida. No veo que tiene eso de extraordinario. Mi vida explota en el aire a cada momento. Aun no conforman recuerdos sino vivas imágenes que describen lo que alguna vez fui. Esto es el colmo. ¡¿Ahora tomas el pasado como propio?! ¿No te das cuenta que tus pies ya no tocan la tierra? Me parece oir ahora una voz, que reclama mi presencia, lento ascenso... Puedo ver que te mueves, pero por nada del mundo llamaría a eso ascenso, idiota... vas en picada. Los sentidos se alivianan y el control es cada vez menor, pero la calma aumenta. Casi puedo oir mi silencio. Yo diría que no escuchas tu ruido, y estoy seguro que lo haces conscientemente. Me das asco. El umbral ante mi, comprendo mi mensaje. Desato mis cadenas y encadeno aquellos nudos que supieron hacerme su prisionero. Me cansaste. Tus mentiras se me clavan como agujas en la frente. Espero tan sólo una eternidad, cierro los ojos y me enceguese su luz. Por fin vuelvo a ser. Pues espero que salgas del vientre de un angel muerto, y desaparezcas de una vez por todas, maldito animal.