Noviembre 23, 2009
Veo como vuelve a suceder, soy cómplice otra vez. Burbujas. De tu pecho nacen burbujas. Las veo brotar como el hecho mas natural jamás visto, sin embargo no encuentro la explicación. El desierto más seco nos rodea y aun así son burbujas que salen de tu pecho.
Pronto me abalanzo sobre ellas, tengo sed, quiero beberlas. Con tu mano me adviertes, no tan rápido, esto trae consecuencias. Poco importa ya, mi garganta seca me ordena beber, y como ya ves, sólo tenemos tus burbujas. Sólo eso nos queda, sed, insaciable sed y líquidos copos de vida, tus burbujas.
No quiero lastimarte, pero si no bebo pronto moriré. Me dices que la paciencia será recompensada con abundantes lluvias, pero ni una sola gota ha mojado aún mi lengua.
De rodillas, suplico por favor, quiero vida, de tu vientre, tu sabor.
Esclavo de mi cuerpo, ya no puedo esperar, tan sólo una burbuja, una y nada más. Te vuelves a negar. Me humillas, en frente de toda esta arena me humillas. Sueltas unas burbujas, las liberas a la vez que me condenas. Empujas el puñal y no adviertes la verdad. Una más, allá, en el aire va. Y con ella se van tambien mi vida y mi cordura, perdidas hoy para siempre.
